Carolina Dell´Oro

El liderazgo que hoy necesitamos

Parece increíble estar de nuevo escribiendo en septiembre de otro año, un año más de vida: qué cantidad de experiencias alegres y ‘dolorosas’ estamos viviendo cada uno de estos últimos años en Chile.

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Viernes 23 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Parece increíble estar de nuevo escribiendo en septiembre de otro año, un año más de vida: qué cantidad de experiencias alegres y ‘dolorosas’ estamos viviendo cada uno de estos últimos años en Chile.

Enfrentamos la realidad de tener que hacer frente a nuevos escenarios constantemente. Esto nos obliga a hacer una revisión continua, a hacer ajustes. Más que una época de cambios, es un cambio de época y por ello se requieren nuevos mapas para nuevos mundos. No sólo se necesita la carta de navegación, sino que una nave renovada, bien equipada y sólida. Dirigida por una tripulación alineada y capacitada, pero por sobre todo, con una mirada y un sueño país compartidos.

¿Qué ocurre en un cambio de época? Comienzan a cuestionarse los paradigmas y comienzan a aparecer otras miradas. El concepto de autoridad vertical se cambia por un liderazgo convocador. La seguridad laboral, se cambia por desarrollo de carrera y empleabilidad, la educación pasa a ser un derecho que ya no sólo lo exigen los padres, sino los alumnos.

Entendemos entonces por qué hoy las organizaciones se planteen con urgencia la pregunta de cómo innovar, porque se ha hecho patente que no da frutos seguir actuando de la misma forma y bajo los mismos paradigmas. Pero antes hay que reflexionar más bien sobre quién innova. La respuesta parece evidente: las personas que forman las diversas organizaciones. Pero se nos olvida que para encontrar y construir estos nuevos mapas, se requiere más que nunca de las habilidades superiores del hombre: capacidad de pensar, reflexionar, relacionarse, crear vínculos, crear e innovar. Entonces, si dependemos tanto de estas habilidades es indispensable gestar un entorno favorable para que las personas puedan desarrollarlas en plenitud. Podemos hablar entonces de construir un hábitat propicio para el desarrollo de los chilenos que componemos este país.

No cabe duda que el hábitat más propicio es aquel donde se promueve la confianza y colaboración. Este ambiente no se construye por las declaraciones y políticas, sino que por los liderazgos personales. Alguien debe inspirar, motivar y despertar lo grande que hay en otro. La diferencia hoy se juega no tanto en las herramientas y técnicas de gestión, que evidentemente son importantes, sino en la concepción que tenga el líder de lo que es realmente su trabajo directivo, de acuerdo a las convicciones y creencias que tenga de lo que es ser persona. En la medida que los colaboradores comprendan y perciban, a través de la mirada de sus jefes, el valor de su persona y lo que significa su trabajo, concitarán sus voluntades para trabajar de un modo comprometido. Por tanto, es clave que los líderes gesten un liderazgo que basado en la confianza, despierte la magnanimidad (capacidad de gestar y despertar en las personas grandes anhelos) y no la pusilanimidad, propio de las culturas humanas donde reina la desconfianza y el excesivo control.

Son este tipo de líderes los llamados a promover la construcción de un hábitat de confianza, que nos permitirá llegar a un año más, pero con la sensación no sólo de vértigo ante los hechos ocurridos en el año, sino de un año más construyendo historia para nuestro país.

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